LA DECLARACION DEL TESTIMONIO "PHILADELPHIA" (AMOR FRATERNAL)

  Proclamada en Buenos Aires, Argentina, el 17 de agosto de 1966.

  En Montevideo, Uruguay, el 3 de septiembre de 1966.

  En Philadelphia, Estados Unidos de Am�rica, el 15 de noviembre de 1966.

"Juntadme mis santos..." (Salmo 50:5)

 

� Copyright 2002, Adelphia.

Gral. E. Mart�nez 889, (C1426BBM) Buenos Aires, Argentina. www.philadelphos.org

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"PHILADELPHIA" (Amor Fraternal)

Testimonio Mundial de Iglesias Cristianas Evang�licas 

INDICE

 

 

LAS IGLESIAS DEL TESTIMONIO A LOS HERMANOS EN CRISTO JESUS, EN TODAS LAS LATITUDES

 

"...que hab�is alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros en la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo: Gracia y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios, y de nuestro Se�or Jes�s". (2 P. 1:1,2).

 

En nuestro car�cter de hijos de Dios, redimidos por la preciosa sangre y engendrados por el Esp�ritu Santo, ning�n acontecimiento que en alg�n modo se vincule con la fe y hermandad evang�licas, doquiera se desarrolle, puede sernos indiferente o dejar de vibrar en nuestros corazones. Todo nos interesa o afecta en alg�n sentido; las comunicaciones rec�procas nos acercan; y el v�nculo del Esp�ritu puede despertarnos a un testimonio un�nime de fidelidad, si media la ofrenda sacrificial de sumisi�n a Su voluntad.

 

Ello nos impele a considerar eventos de excepci�n, signados en la Palabra de Dios como "se�ales de los tiempos" que prenuncian el advenimiento del Se�or para arrebatar a Su pueblo; particularmente los intentos por destruir los fundamentos de la fe, tales como:

 

n     las corrientes teol�gicas heterodoxas que niegan la inspiraci�n de las Santas Escrituras y otras doctrinas vitales; cuya influencia ha privado en nuevas versiones de la Biblia, en textos de los que se ha eliminado la Deidad de nuestro Se�or Jesucristo; y la anunciada preparaci�n de la "Biblia ecum�nica".

 

n     los movimientos ecum�nicos entre protestantes-ortodoxos-romanistas, de concepciones dis�miles que, parad�jicamente, se esfuerzan en intentos de pretendida unidad.

 

Adem�s, la existencia de otros movimientos de mayor o menor �nfasis fundamentalista, opuestos a los anteriores y que, como aquellos, demandan la adhesi�n y a�n afiliaci�n de las Iglesias.

 

Finalmente, las actitudes contradictorias que, con respecto a lo expuesto, se advierten en las filas evang�licas conservadoras,

 

n     de complacencia, transigencia, equidistancia, aislamiento, y a�n enfrentamientos no del todo acordes con la Palabra;

n     y la persistencia del esp�ritu "denominacionalista" o "sectario", que impide la manifestaci�n plena de la Doctrina B�blica de la Unidad entre los renacidos; todo lo cual es extra�o a la naturaleza del cuerpo de Cristo y contrista al Esp�ritu de Gracia.

 

POR TODO ELLO:

 

LAS IGLESIAS CRISTIANAS EVANGELICAS QUE REPRESENTAMOS, CONFIESAN SOLEMNEMENTE QUE EL ESPIRITU SANTO LES CONSTRI�E A LEVANTAR UN TESTIMONIO ACORDE CON LAS EXIGENCIAS DE LA HORA, EN FIDELIDAD A LA PALABRA DE DIOS Y AL SE�OR JESUCRISTO; Y A EXHORTAR A LAS IGLESIAS HERMANAS A IDENTIFICARSE, PARA QUE DESDE TODOS LOS AMBITOS SE ELEVE ESTE CLAMOR ESPIRITUAL.

 

SE�ALES DE LOS TIEMPOS

 

Israel vuelve a su tierra; la ciencia y la maldad se multiplican; la caridad de muchos se resfr�a; la humanidad y la naturaleza est�n convulsionadas; y entre tantas otras, se distinguen las apostas�as de la fe, manifest�ndose por la acci�n asociada del "modernismo teol�gico", con sus falsas doctrinas que carcomen como gangrena (2 Ti. 2:16-18), y del "ecumenismo", que promueve su indiscriminada y antib�blica unidad.

 

PANORAMA ECLESIASTICO

 

La necesidad de discernir las corrientes y movimientos que con tanta instancia nos requieren, obliga a un an�lisis que, al menos, puntualice sus peculiaridades y las confronte con la Palabra de Dios (1 Jn. 4:1), �nica autoridad que debe normar nuestra conducta (2 Ti. 3:16, 17). En tal sentir, presentamos a nuestros hermanos esta breve cosmovisi�n del complejo eclesi�stico, sin otras motivaciones que las que emergen de la caridad y su compa�era inseparable, la verdad (1 Co. 13:6; Ef. 4:14,15).

Grandes denominaciones, especialmente las surgidas de la incompleta "Reforma del Siglo XVI" claudicaron al extremo, por id�ntico proceso de perversi�n: no velaron, no probaron los esp�ritus (de "profetas y doctores"), no guardaron la Palabra y fueron inficionadas por las corrientes negativas.

 

CONSEJO MUNDIAL DE IGLESIAS

 

Esas denominaciones y otros movimientos, constituyeron en agosto de 1948, el "Consejo Mundial de Iglesias", de car�cter netamente inclusivista: protestantes liberales e Iglesias del rito Ortodoxo, junto a evang�licos que, atra�dos por el se�uelo de la "unidad", no advirtieron lo il�cito de la amalgama heterog�nea en que eran envueltos (Pr. 14:15). Jam�s se olvide que la unidad es ilusoria donde no existe el nuevo nacimiento, y en lugar del verdadero Cristo, se confiesa como tal al "hijo de Jos�" o se adora al "Jes�s sacramentado".

Su base doctrinal actualizada en Nueva Delhi, 1961, dice: "El Consejo Mundial de Iglesias es una asociaci�n fraternal de Iglesias que confiesan a Jesucristo como Dios y Salvador, seg�n las Sagradas Escrituras y se esfuerzan por responder juntas a su com�n vocaci�n para la gloria del solo Dios, Padre, Hijo y Esp�ritu Santo".

Obs�rvese que m�s que base firme, es una generalizaci�n, pues sus t�rminos permiten tal flexibilidad en la interpretaci�n, que a�n los "modernistas" la han confesado sin escr�pulos...; pues al no ser aclarada debidamente, puede involucrar cualquier concepto: sea que se acepte o se niegue el nacimiento virginal, la expiaci�n, etc., en cuanto a la persona y obra del Se�or; sea que se acepte o no la inspiraci�n de las Escrituras; sea que se adore o no a la Sant�sima Trinidad.

Prodig�se el Consejo en esfuerzos por atraer a Roma que, en principio, aparentaba desinter�s; aunque posteriormente constituy� el "Secretariado para la Uni�n de los Cristianos".

Al finalizar el Concilio Vaticano II, se nombraron comisiones mixtas de estudio en pro de la uni�n. Pero es evidente la coexistencia de dos conceptos distintos:

 

n     el "Consejo Mundial", con su m�todo inclusivista -(las Iglesias sobre bases fraternas de paridad, aprendiendo las unas de las otras)-, aguarda la renovaci�n que permita la s�ntesis de una "nueva" Iglesia que nadie sabe a�n precisar...;

 

n     Roma, "per semper eadem" (siempre la misma), con su presunci�n de depositaria apost�lica y sus dogmas intocables, no oculta a los "hermanos separados" que deben volver a la "aggiornata" casa paterna, si desean gozar de las gracias plenas...(!)

 

Cualquier concreci�n resultante, por provenir de mezclas heterog�neas, carecer� de genuinidad y ser� un producto anormal que se id�ntifica en las Escrituras con Babilonia la Grande (Ap. 17). La voz del Se�or clama, "SALID DE ELLA, PUEBLO MIO..." (Ap. 18:4).

 

CONCILIO INTERNACIONAL DE IGLESIAS CRISTIANAS

 

Hubo reliquias que reaccionaron en defensa de la fe y se vieron obligadas a apartarse de sus denominaciones ap�statas; constituyendo nuevos n�cleos en los que preservaron sus doctrinas y pr�cticas tradicionales.

En agosto de 1948, fundaron el "Concilio Internacional de Iglesias Cristianas", ali�ndose contra las apostas�as. Su testimonio, en esta parte, ha sido esforzado y meritorio.

Pero deploramos decir que no hicieron provisi�n para que en su seno se dilucidaran, a la luz de la Palabra de Dios, las discrepancias interdenominacionales, que permanecen intactas. La Iglesia de Buenos Aires, que signa esta declaraci�n, pidi� reiteradamente al Concilio que promoviera, en amor fraternal, la designaci�n de comisiones de estudio para tratar esas cuestiones, pero no fue o�da.

Tal actitud cierra las puertas al Esp�ritu Santo para la manifestaci�n plena de la Doctrina B�blica de la Unidad, pues �sta, en el magisterio apost�lico, no se limita a la "unidad en Cristo" esencialmente espiritual (Jn. 17:21; 1 Co. 12:13) sino que, partiendo de esa base, se proyecta a la unidad en doctrina y pr�cticas (Hch. 2:42; 2 Ts. 2:15-17; Ef. 4:1-16), lo cual no admite restricciones, ni puede ser sustitu�do por ning�n "status" de mera relaci�n interdenominacional (comparar 1 Co. 1:10-13).

La misma base doctrinal del Concilio, transparenta sensibles omisiones en algunos enunciados evidentemente transaccionales:

 

n     "La real unidad espiritual en Cristo de todos los redimidos..."

(Que omite el resto de la Doctrina B�blica de la Unidad).

 

n     �...su segunda venida en poder y gloria�

(Que pasa por alto el arrebatamiento de la Iglesia y otros eventos).

 

n     "La necesidad de mantener la pureza de la Iglesia en doctrina y vida".

(Que omite decir que ello exige tratar las discrepancias. Como el Concilio no lo promueve y sus Iglesias-miembros, conservan sus diferencias, ese enunciado resulta inoperante, si acaso no se reduce a simple letra muerta).

FINALMENTE:

 

A�n haciendo abstracci�n de la violencia que debe hacerse al Nuevo Testamento, para justificar la existencia de Concilios "interdenominacionalistas", queda firme el hecho de que su testimonio es incompleto, por reducirse principalmente a enfrentar enemigos y carecer de vocaci�n para ayudar a hermanos a resolver sus discrepancias, lo cual pone en evidencia al esp�ritu "denominacionalista" que impide la plena unidad b�blica. A los muy amados hermanos que est�n en el Concilio Internacional, les exhortamos a considerar estas razones a la luz de las Escrituras.

 

OTRAS ORGANIZACIONES

 

Igualmente, buscan la adhesi�n de la hermandad, otros organismos que transitan "el camino del medio"; tales como la Asociaci�n Mundial de Evang�licos, cuya actitud puede resumirse como "cooperaci�n sin transigencia", sin apercibirse que a la luz de la Palabra de Dios, cooperar con ap�statas ya es transigir (Am�s 3:3; Ef. 5:7; 1 Ti. 5:22; 2 Jn. 8-11).

Se advierten, asimismo, Iglesias y denominaciones que se precian de conservadoras o sanas en doctrina, pero que, no obstante, permanecen indiferentes o pasivas al mandamiento de redarg�ir (Ef. 5:11), y toleran en su seno a quienes se mezclan con ap�statas, y a�n con romanistas, en distintas organizaciones o en eventuales actividades o campa�as, desconociendo la Doctrina B�blica de la separaci�n (2 Co.6:14 -18).

Tales actitudes inconsultas importan graves peligros, pues abren la puerta al principio de perversi�n que, inexorablemente, minar� esas agrupaciones.

Por �ltimo, debemos mencionar la actitud de algunos hermanos e Iglesias que testifican contra las apostas�as, pero se mantienen aislados, cuidando su propio redil y rehusando comuni�n con otros hermanos e Iglesias fieles porque no pertenecen a su n�cleo; actitud sectaria que no condice con el esp�ritu de la unidad (2 Co. 6:11-13).

 

EL TESTIMONIO

 

Ante esta realidad, sint�ticamente expuesta con serena objetividad, es innegable que esta hora hist�rica exige de nuestra responsabilidad cristiana, un testimonio claro y definido.

 

CUANDO LAS CAMPANAS ECUMENICAS CON SUS VOCES DE "BRONCE" SON ECHADAS A VUELO: �NO HABRAN DE OIRSE LAS TROMPETAS DE PLATA DE SONIDO ARGENTINO LLAMANDO AL PUEBLO DE DIOS A SANTA CONVOCACION? (Nm. 10:1,2).

 

HERMANOS EN CRISTO JESUS: en obediencia a la voluntad del Se�or, en Su nombre y para Su gloria, levantamos el testimonio que clama:

 

�AL SE�OR, DEL TODO! �A LA BIBLIA, EN TODO!

Al Se�or, en plena sumisi�n.

A la Biblia, en pleno acatamiento.

 

"El que me ama, mi palabra guardar�..." (Jn. 14:23-26).

 

SU NOMBRE Y SU ACCION

 

La necesidad de una identificaci�n precisa, para evitar equ�vocos, requiere un nombre distintivo que resalte de por s� con caracteres b�blicos definidos. Por tales razones, hemos concordado en la voz novotestamentaria de:

 

"PHILADELPHIA" (AMOR FRATERNAL)

 

  1. Porque aunque referida a un lugar geogr�fico, determina una Iglesia (Ap. 3:7-13) que, en la proyecci�n hist�rica de su car�cter y significaci�n b�blica, se identifica a trav�s del tiempo con todas aquellas Iglesias que, como ella, testificando por la puerta que el Se�or abri� y nadie pudo cerrar guardaron la Palabra, no negaron el Nombre, probaron los esp�ritus, salieron del real, esperan al Se�or. Hoy, como ayer, aunque dispersa, FILADELFIA est� presente y su testimonio de fidelidad debe ser o�do.

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  1. Porque su misma significaci�n etimol�gica: "AMOR FRATERNAL", apela fuertemente al coraz�n de los redimidos, en estos tiempos de resfriamiento de la caridad.No se trata, pues, de constituir un "Concilio" o "Consejo de Iglesias", 

          ni "organizaci�n" de ninguna especie. Esto es un testimonio espiritual que no puede ser regido por jerarqu�as humanas 

          ni comisiones directivas. Es del Esp�ritu, y cada Iglesia Cristiana Evang�lica local, lo da y representa en cada lugar.

          Voceros itinerantes, destacados por las Iglesias, proclamar�n el testimonio a nivel internacional, para llevarlo a 

          conocimiento de los hermanos en todas las latitudes.

 

DECLARACION DOCTRINAL

 

Las Iglesias del testimonio, declaran que las Santas Escrituras son su �nica regla de fe, doctrina y pr�cticas. Y como enunciado b�sico abreviado, entre otras verdades igualmente b�blicas, confiesan un�nimes las doctrinas que fundamentan su protestaci�n y que son las mismas que han cre�do y practicado los cristianos evang�licos fieles a las Escrituras por todos los siglos.

 

  1. La Biblia es la Palabra de Dios, inerrable e infalible, inspirada por el Esp�ritu Santo a los que la escribieron, a quienes preserv� de todo error.

 

  1. Adoramos al �nico, eterno y verdadero Dios: uno en esencia y trino en personas: Padre, Hijo yEsp�ritu Santo, creador y sustentador de los seres y las cosas visibles e invisibles.

 

  1. El Se�or Jesucristo es el �nico Salvador y mediador entre Dios y los hombres.

          Confesamos Su Deidad; su verdadera y propia humanidad; su nacimiento virginal; su vida inmaculada, la redenci�n de 

          nuestros pecados por su sangre en su muerte expiatoria y vicaria; su resurrecci�n corporal; su ascensi�n a la gloria; su 

          prometido retorno en los aires para arrebatar a los suyos antes de la gran tribulaci�n, resucitando a los muertos y  

          transformando juntamente a los que vivan, para constituir Su Tribunal galardonador y celebrar las Bodas del Cordero; su

          venida a la tierra con sus santos para establecer su reino milenial; la resurrecci�n y el juicio final; los nuevos cielos y la 

          nueva tierra.

 

    4.��� La salvaci�n por gracia, no por obras, recibida mediante el arrepentimiento para con Dios y la fe en el Se�or Jesucristo. 

           La eterna felicidad de los salvados y el castigo eterno de los perdidos.

 

    5. �� La obra personal actual del Esp�ritu Santo, �nico vicario del Se�or Jes�s en la tierra, a Quienglorifica formando la Iglesia, 

           engendrando, santificando, dotando y fructificando espiritualmente a los creyentes.

 

    6.�   La Iglesia es el cuerpo de Cristo, Quien es su fundamento, cabeza, Se�or, �nico pont�fice y esposo.

����������� Es columna y apoyo de la verdad.

����������� Sus principales prop�sitos: predicar, defender y confirmar el Evangelio.

����������� Su forma de gobierno: Teocr�tico - B�blico - Congregacional.

����������� Sus ordenanzas: el bautismo por inmersi�n de los creyentes y el memorial de la Cena del Se�or.

����������� Su car�cter: una casa espiritual, no denominacionalista o sectaria; sea considerada como Asamblea General (Mt. 16:18), sea cada Iglesia local plenamente aut�noma de las otras (Fil. 1:1; Flm. 1,2).

 

����� 7. La unidad espiritual sustancial de los renacidos y su vocaci�n a la unidad de la fe en doctrina y�� pr�cticas, para  manifestar la plena comuni�n fraternal.

 

DIFERENCIAS DENOMINACIONALES (Doctrinas y pr�cticas en discrepancia)

 

Diversas circunstancias hist�ricas, se constituyeron en causales para determinadas concepciones denominacionales, que no siempre se ajustaron a la pr�stina pureza doctrinal del Nuevo Testamento.

Aunque esto es reconocido por todos, sin embargo, cada uno, creyendo estar en la verdad, acusa al otro de error. Como es axiom�tico que no puede haber sobre un mismo asunto dos verdades contradictorias, concluimos que persistir en aquel estado importa una actitud tradicionalista, que s�lo sirve para perpetuar errores y discrepancias. Recordamos aqu�, la expresi�n de Cipriano de Cartago: "COSTUMBRE SIN VERDAD ES ERROR ENVEJECIDO". Y el juicio del Se�or: "INVALIDANDO LA PALABRA DE DIOS CON VUESTRA TRADICION" (Mr. 7:13).

-� C�mo explicar el absurdo, desde cualquier �ngulo que se lo analice, que mientras quienes est�n enga�ados por el que "se transfigura en �ngel de luz", se esfuerzan en la b�squeda de la unidad; los hijos de la luz que poseen el Esp�ritu, la Palabra y el Se�or de la unidad, decidan perseverar en sus divisiones?

No valen aqu� las concepciones de "unidad escatol�gica" (cuando el Se�or venga se arreglar� todo); ni las teor�as de la "unidad en diversidad" o "ramificaci�n" del Cristianismo (unidad b�sica en Cristo, libertad en lo dem�s y en todo caridad). Tales "razones" implican una acusaci�n al Esp�ritu Santo, de habernos dado una Doctrina de la Unidad, imposible de realizar entre sus hijos.

Tampoco son correctas las soluciones propuestas. La del "ecumenismo" es falsa, como ya se ha visto. La del "sectarismo" (todos seg�n nuestro molde o no son fieles), nada resuelve, porque puede ser apropiada por cada denominaci�n en contra de la otra. La ofrecida por coaligaciones, "Concilios" o "Asociaciones" interdenominacionalistas, que dejan intactas las discrepancias, s�lo sirve para perpetuar el problema... por t�cito acuerdo.

Queda claro que, aunque todos concuerden en la "unidad esencial", el dilema permanecer� insoluble mientras no se acate TODO el consejo de Dios sobre la Unidad.

 

EXHORTACION FRATERNAL

 

El testimonio clama: AL SE�OR, DEL TODO! A LA BIBLIA, EN TODO!

 

Esta es la soluci�n. Parecer� ingenua, simplista y poco novedosa, pero es la verdad.

-"El que quisiere hacer Su voluntad, conocer� de la doctrina si viene de Dios..." (Jn. 7:17). Ese es el precio: si no se paga, habr� variantes del mal, nunca un cambio fundamental.

-� Por qu� desestimar el ejemplo de la Iglesia en Antioqu�a, enviando sus mensajeros a la Iglesia en Jerusalem para tratar un problema crucial en la historia?

Recu�rdese el tan sugestivo pr�logo del acuerdo: "HA PARECIDO BIEN AL ESPIRITU SANTO Y A NOSOTROS...", lo que evidencia Su complacencia con la respuesta e implica Su aprobaci�n al m�todo para obtenerla.

-�Habr� cambiado el Esp�ritu de Gracia al punto que hoy pudiera decirse: HA PARECIDO BIEN AL ESPIRITU SANTO Y A NOSOTROS... CONSERVAR NUESTRAS DISCREPANCIAS HASTA EL DIA DE CRISTO?

-�Por qu� no se buscan las Iglesias, hasta encontrarse, para resolver sus diferencias en amor? �No les ha concedido el Esp�ritu Santo los dones doctorales?

 

-�D�nde est�n los varones de Dios, cayendo sobre sus rodillas, rendidos al Amado, llenos de Esp�ritu, buscando a sus hermanos para confirmarlos? Cuando apareciere el "Pr�ncipe de los pastores": �Sobre qu� frentes posar�n Sus benditas manos la corona incorruptible de gloria?

El Se�or, enfatizando que la plena unidad y comuni�n de sus redimidos, testifican del origen divino de su Redentor, expres� en su oraci�n pontifical:

�.... que todos sean una cosa ; como t�, oh Padre, en mi, y yo en ti, que tambi�n ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que t� me enviaste" (Jn. 17:21).

-�C�mo deso�r la plegaria de nuestro Se�or?

 

HERMANOS AMADOS

 

Hemos abierto nuestro coraz�n fraterno ante vosotros en sinceridad, invocando el Nombre del Se�or y la santa y autoritativa Palabra de Dios, en testimonio a la verdad, sin presumir de "�nicos poseedores" sino estim�ndonos como sus siervos entre muchos consiervos. Os rogamos que, en igual sentir, consider�is esta exhortaci�n fraternal. Y si la compart�s, hac�dnoslo saber.

Anhelamos comuni�n con vosotros, la misma del primer siglo de la Iglesia; para apoyarnos en oraci�n y ayudarnos mutuamente en el cumplimiento del mandato de predicar, defender y confirmar el Evangelio.

 

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ALCEMOS EL TESTIMONIO CON VOCES CONCORDADAS. TRANSITEMOS LAS SENDAS ANTIGUAS, ORANDO Y OBRANDO CON FE Y AMOR. Y ENCENDIDAS NUESTRAS ANTORCHAS, VELEMOS JUNTOS LA SANTA VIGILIA DE NUESTRA BENDITA ESPERANZA: LA VENIDA DEL SE�OR PARA ARREBATAR A SU PUEBLO!

 

Las Iglesias signantes suministrar�n todo informe o aclaraci�n que se les solicite. Sin perjuicio de ello -por su ubicaci�n central y a efectos de un mejor ordenamiento- se ha encomendado la tarea de recibir y distribuir informaci�n, a la Iglesia Cristiana Evang�lica en calle General Enrique Mart�nez 889. Buenos Aires, Rep�blica Argentina, cuyos miembros fundadores iniciaron en la margen Argentina del R�o de la Plata, el testimonio de separaci�n de toda apostas�a, en Noviembre de 1935.

 

FRATERNALMENTE:

 

         IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA en Buenos Aires, Argentina.

         IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA en La Plata, Prov. de Buenos Aires, Argentina.

         IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA en Caseros, Prov. de Buenos Aires, Argentina.

         IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA en Villa Jos� Mar�a Bosch, Prov. de Buenos Aires, Argentina.

         IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA en Quilmes, Prov. de Buenos Aires, Argentina.

         IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA en Juan Mar�a Guti�rrez, Prov. de Buenos Aires, Argentina.

         IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA en  Necochea, Prov. de Bs. Aires, Argentina.

         IGLESIA EVANGELICA CRISTIANA en Coronel Su�rez, Prov. de Buenos Aires, Argentina.

         IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA en San Fernando, Prov. de Buenos Aires, Argentina.

         IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA en Montevideo, Rep. Oriental del Uruguay.

 

Dada en la Ciudad de Buenos Aires, Rep�blica Argentina, a los 17 d�as del mes de Agosto del a�o de gracia 1966.