Las versiones modernas deL NUEVO TESTAMENTO y sus fuentes textuales

Por Mario Virgolini

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"Ret�n la forma de las sanas palabras que de m� o�ste, en la fe y amor que es en Cristo Jes�s" (2Ti 1:13)

"Si alguno ense�a otra cosa, y no asiente � sanas palabras de nuestro Se�or Jesucristo, y � la doctrina que es conforme � la piedad; es hinchado, nada sabe, y enloquece acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, maledicencias, malas sospechas" (1Ti.6:3-4)

INDICE

INTRODUCCION

1.Los manuscritos.

2.Las traducciones antiguas.

3.Las citas de los padres de la iglesia.

4.An�lisis de algunos cambios.

5.Breve examen de la cr�tica textual en los editores modernos.

 

 

 

INTRODUCCION

El deber establecido por nuestro Dios en las Santas Escrituras de guardar Su Palabra (Sal.119:4; Jn.14:23; Ap.3:8) comprende no s�lo el mandato de obedecerla sino tambi�n de preservarla. Las advertencias al respecto son claras e insistentes respecto de los tiempos prof�ticos de car�cter peligroso que vivimos (1Ti.4:1-2; 2Ti.3:1 y 4:1-5). Debemos pues ser precavidos, velando por traducciones fieles, al mismo tiempo que rechazar y denunciar toda versi�n o revisi�n de las Escrituras que afecte la pureza y el sentido original del texto b�blico (Sal.12:6).

Conforme el Se�or lo anticipara prof�ticamente, al influjo de teolog�as modernistas (Judas 1:4) y con el argumento de actualizar el lenguaje y hacerlo m�s accesible al pueblo, en la segunda mitad del siglo XX nuevas traducciones o revisiones de las antiguas versiones tanto en castellano como en ingl�s y otros idiomas, introdujeron serios errores y omisiones en las Escrituras.

As� ocurri� con la Revised Standard Version, publicada en USA en 1952 a partir del trabajo de un comit� de traductores de franca tendencia modernista que, utilizando los textos cr�ticos, eliminaron referencias b�blicas a la Divinidad del Se�or Jesucristo haci�ndolo aparecer como mero hombre. (1)

Hasta los a�os 1960, el pueblo evang�lico de habla castellana usaba com�nmente la Versi�n Reina-Valera en su edici�n revisada del a�o 1909, grandemente valorada por la riqueza de su lenguaje y la fidelidad de su traducci�n respecto al texto autorizado y a la sana doctrina. La Revisi�n de 1960 (RV1960) que entonces Sociedades B�blicas Unidas promovi� en reemplazo de la anterior, actualiz� el lenguaje pero, al mismo tiempo, produjo una serie de cambios de forma y contenido que afectaron la pureza de las Santas Escrituras.

Por una parte, se introdujeron t�tulos dentro del texto, en contraste con breves sentencias en los m�rgenes que ten�a la Antigua Versi�n de 1909, favoreciendo que el lector desprevenido crea que los tales pertenecen a los originales, con lo cual ser�an considerados inspirados del Esp�ritu Santo y con tanta autoridad como el texto mismo. Ello transgrede el mandato de no a�adir a la Palabra (Dt.4:2). Adem�s muchos de tales t�tulos son err�neos, cuando no sospechosos en sus cambios de tendencias modernistas, (por ejemplo quitando toda referencia al Mes�as sobre Isa�as 53 y Miqueas 5). (2)

Otro de los cambios en la Revisi�n de 1960 es haber eliminado la identificaci�n (con tipo bastardilla) de las palabras auxiliares o complementarias. Estas no est�n en los originales aunque son requeridas por el traductor para completar la frase o el sentido de la expresi�n, pero haciendo advertencia al lector, por medio de la bastardilla, se previenen errores de interpretaci�n, cosa que la Revisi�n de 1960 no cuid�.

Finalmente la Revisi�n 1960 introdujo numerosos cambios que afectan doctrinas; por ejemplo, mientras la Versi�n Antigua dice en Lc.2:22: "Y como se cumplieron los d�as de la purificaci�n de ella...", la Revisi�n de 1960 puso "la purificaci�n de ellos ". El Texto griego Bizantino lee "aut�s": de ella, y esto concuerda con Lv.12, que establece la purificaci�n de la mujer que da a luz. La Revisi�n de 1960 sigue otros textos griegos (3) que leen "auton": de ellos, lo cual contradice Lv.12 y abre la puerta a diversas interpretaciones, incluida la modernista que incluir�a al ni�o Jes�s en la purificaci�n, lo cual afecta la santidad de la naturaleza humana del Se�or.

Versiones posteriores est�n basadas en otros textos, abandonando el Textus Receptus (TR) del Nuevo Testamento a favor de textos "cr�ticos" como el de Westcott y Hort (WH) que introdujeron unos 5000 cambios; seguidos por Nestle, Aland y otros, con el argumento de basarse en manuscritos m�s antiguos, como el Sina�tico y el Vaticano, pero no por ello m�s autorizados, pues contienen desv�os y errores respecto al texto entonces aceptado.

Entre tales versiones modernas en castellano, podemos mencionar sucesivas revisiones de la Versi�n Reina-Valera particularmente la Reina Valera Actualizada (RVA) publicada por Editorial Mundo Hispano, la Versi�n Popular (VP) en 3 ediciones distintas realizadas por Sociedades B�blicas Unidas (SBU), la Biblia de las Am�ricas (BA) y la Nueva Versi�n Internacional (NVI) editada por la Sociedad B�blica Internacional. Por su parte, la nueva revisi�n de 1995 de la Versi�n Reina Valera (RV 1995) de SBU en su Edici�n de Estudio, contiene numerosas notas al pie de p�gina que introducen dudas o directamente cuestionan el propio texto traducido cuando �ste sigue al TR, en aquellos pasajes en que los cr�ticos modernos aceptan el texto de WH o derivados.

En un an�lisis comparativo de las Versiones en castellano, Rex Cobb (4) toma una selecci�n de 1084 pasajes del Nuevo Testamento, los cuales compara con el Textus Receptus, concluyendo con un porcentaje de concordancia o armon�a de las versiones con dicho texto que se menciona en el cuadro. Cabe aclarar que se trata de una estad�stica basada en textos seleccionados y no en una muestra representativa del Nuevo Testamento. Se destaca un gran salto estad�stico de diferencias a partir de la Reina Valera Actualizada, y las siguientes versiones mencionadas, todas ellas basadas en los textos cr�ticos. Con respecto a la edici�n de 1909, del peque�o n�mero de variaciones halladas por Cobb con respecto al TR, el 43% de las mismas coinciden con la traducci�n original de Reina del a�o 1569, y la gran mayor�a de ellas son intrascendentes. Por otra parte, deben destacarse los fundamentos textuales y doctrinales que van en apoyo de algunas de estas variantes. Por ejemplo en 1 Pedro 2:2, la RV1909 dice: "…en salud", palabras que no se hallan en el TR ni en el texto bizantino mayoritario. Sin embargo se encuentran en el papiro 72 y en La Vulgata. Tambi�n fueron incorporadas tempranamente por Casiodoro de Reina en su traducci�n de 1569, Valera las conserv� en 1602, y est�n en las revisiones de 1858 y 1862.(5) Por otra parte, el sentido del texto en cuesti�n se encuentra en plena armon�a con la sana doctrina.

 

 

 

Versi�n

%

Enzinas 1543

Reina 1569

Reina Valera 1602

Reina Valera 1858

Reina Valera 1862

Reina Valera 1865

Reina Valera 1909

Reina Valera 1960

Reina Valera 1977

Reina Valera 1995

Reina Valera Actualizada

Nacar-Calunga

Biblia de las Am�ricas

Nueva Versi�n Internacional

Versi�n Popular

92,5

92,1

94,7

94,9

89,6

97,2

89,2

82,8

74,2

80,7

26,7

20,6

20,1

20,2

31,2

Dos aspectos se destacan en el an�lisis que vamos a realizar de los cambios en los textos:

1.El m�todo de traducci�n.

2.La fuente textual utilizada.

Hay esencialmente dos tipos de traducci�n: (1) la literal, que tambi�n se conoce como traducci�n por equivalencia formal; y (2) la idiom�tica, tambi�n conocida como traducci�n por equivalencia din�mica o funcional, que es la que ha dado origen a la Versi�n Popular (VP). Ello ha dado lugar a que en muchas oportunidades el traductor se aparta del texto para introducir una interpretaci�n propia del mismo, ajena a la sana doctrina.

En cuanto a la fuente textual, mencionaremos las oportunidades en que los traductores modernos han utilizado un texto diferente del Textus Receptus (TR), particularmente los textos cr�ticos basados en Wescott & Hort (WH) Todas las versiones modernas del N.T. se basan en este �ltimo texto. La 4� Edici�n del N.T. griego de SBU (1993), editado por una comisi�n compuesta de cat�licos, protestantes y ortodoxos griegos, es destacada por las SBU como un texto en el cual "no hay preferencias o prejuicios de un grupo confesional". Lo que podemos deducir de su examen es que se han tenido en cuenta las preferencias de los te�logos modernistas y las variantes que no afecten las doctrinas cat�licas conforme al pensamiento ecum�nico contempor�neo. Trataremos de demostrar, con la ayuda de la evidencia disponible hasta el momento, que la elecci�n de tales textos parte de premisas falsas.

Las evidencias que mostraremos sucintamente a favor del TR a partir de estudios y recopilaciones hechas por varios autores, ser�n:

1.Los propios manuscritos hallados,

2.las traducciones antiguas de las Escrituras

3.las citas de los llamados padres de la Iglesia

1.Los manuscritos.

Se han encontrado unos 4.500 manuscritos antiguos en griego conteniendo partes del Nuevo Testamento. No obstante, se considera que hubo numerosos deslices y correcciones en los copistas del N.T. (6), calcul�ndose unas 200.000 variantes, de las cuales 10.000 tienen alguna significaci�n. Estas variantes son en su mayor�a intrascendentes, que han dado lugar a la omisi�n o traslocaci�n de letras, errores de gram�tica, empleo de palabras similares y cambios de posici�n de palabras (Hopkins).(7)

De los 3 primeros siglos, s�lo se hallaron unos 100 fragmentos en papiro (siglos I al III). Los manuscritos en pergamino encontrados ser�an de �pocas m�s tard�as. Los m�s antiguos ser�an unciales (escritos en may�scula) de los cuales se hallaron unos 300 mss. (s. IV a VIII), mientras que de �poca medieval se hallaron 2800 mss. en cursiva (se considera la escritura cursiva a partir del s. IX) y 2300 leccionarios (mss. medievales destinados a la lectura eclesi�stica anual de la Iglesia Bizantina). Sin embargo no puede tomarse definitivamente el material como base de dataci�n, pues se han encontrado manuscritos en pergamino anteriores al siglo I (Qum Ram) y existen evidencias de su uso en la iglesia primitiva (2 Ti. 4:13). Hay tambi�n 5 manuscritos antiguos casi enteros del Nuevo Testamento:

A: C�dice Alejandrino (s. V)

B: C�dice Vaticano (s. IV)

C: C�dice de Efrem (s. V)

D: C�dice de Beza (s. IV-V)

Aleph: C�dice Sina�tico (s. IV)

La diversidad de copias ha sido agrupada en familias o tipos de texto. Los principales son:

Alejandrino: Tipo de texto originario de Alejandr�a (Egipto), que comprende un peque�o n�mero de manuscritos (mss. en papiro y varios mss. unciales). Los principales son el C�dice Sina�tico y el C�dice Vaticano.

Bizantino: Comprende casi todos los mss. cursivos y leccionarios. Adem�s se calcula que el 95% de los unciales siguen este tipo de texto y tambi�n pueden hallarse en los papiros numerosas lecturas distintivas del texto bizantino (Watts, M.H.; Sturz, H.A.). Tanto las traducciones antiguas como las citas de los tempranos padres de la iglesia van mayoritariamente en apoyo del tipo de texto bizantino,(8) el cual fue la base de las primeras impresiones del texto griego que conformaron el TR y de las traducciones de all� derivadas en tiempos de la Reforma.

2.Las traducciones antiguas.

Se dispone de traducciones del Nuevo Testamento que datan del s. II en sir�aco, lat�n y copto. La versi�n sir�aca llamada Peshitta, hecha alrededor del a�o 170 de la era actual, sigue muy de cerca al TR. Tuvo que haber sido traducida de mss. griegos del tipo Bizantino que se usaban entonces.

Las versiones en lat�n Itala (siglo II) y la Vulgata (s. IV) son cercanas tambi�n al Textus Receptus. San Jer�nimo tradujo la versi�n Vulgata, que vino a ser la versi�n oficial de la Iglesia Cat�lica, entre los a�os 382 al 400 d.C. En lat�n disponemos en total de unos 8.000 mss.

3.Las citas de los padres de la iglesia.

Numerosas citas del Nuevo Testamento est�n contenidas en los escritos de los Padres de la Iglesia: Ignacio de Antioqu�a, Policarpo de Smirna (s. I-II), Justino M�rtir, Ireneo de Lyons, Tertuliano, Hip�lito (s. II), Clemente de Alejandr�a (s. II-III), Cipriano, Or�genes (s. III), Eusebio de Cesarea, Atanasio, Agust�n (s. IV) y otros, los cuales, pese a citar de memoria muchas veces, siguen en general de cerca al tipo de texto Bizantino.

4.An�lisis de algunos cambios.

El presente trabajo se limita al Nuevo Testamento del cual se han seleccionado unos pocos textos de los muchos que han sido alterados, sobre la base de que dicha modificaci�n afecta doctrinas b�sicas de la fe cristiana. Se han agrupado los textos conforme las principales doctrinas afectadas.

1.Cambios que afectan las Doctrinas de la Deidad del Se�or Jes�s y Su Nacimiento Virginal

En el pasaje de Lucas 1:34 referido a la anunciaci�n angelical a Mar�a del nacimiento del Se�or Jes�s, donde la RV1909 registra: "Entonces Mar�a dijo al �ngel: �C�mo ser� esto? porque no conozco var�n", la VP traduce: "-�C�mo podr� suceder esto, si no vivo con ning�n hombre?". Con ello los editores quitaron la menci�n expl�cita de su estado virginal, afectando con esta traducci�n una de las doctrinas m�s caras al cristianismo b�blico: el Nacimiento Virginal del Se�or Jes�s.

No es casual, pues en coincidencia con el rechazo a esta doctrina por los te�logos liberales, intenciones similares de traducci�n se expresan tambi�n en otras partes de la Escritura. Para mencionar una referencia importante del Antiguo Testamento, en Isa�as 7:14 donde leemos "la virgen concebir�, y parir� un hijo, y llamar� su nombre Emanuel", es traducido "la joven est� encinta" (VP) y "la joven concebir�" (NVI). Los traductores modernos sostienen esto diciendo que la palabra hebrea (almah) se aplica "a una muchacha joven, en edad de contraer matrimonio o incluso casada" (RV1995 Nota al pie). Sin embargo, los traductores de la Versi�n de los Setenta en el siglo III AC. entendieron que el t�rmino se aplicaba a una mujer virgen, y as� lo tradujeron, y de esta misma forma se registra la cita en el Evangelio de Mateo 1:23.(9) Cabe consignar que los editores de la RV1995 agregaron otra nota significativa de su posici�n doctrinal, en la cual, refiri�ndose a la traducci�n de este texto en la Versi�n de los Setenta, dice que "de este modo, el texto de Isa�as se enriqueci� con una perspectiva mesi�nica que no pose�a en su forma original". �Querr�n con ello decirnos que las profec�as de Isa�as acerca del Mes�as prometido son en verdad una construcci�n hist�rica posterior? Descubrimos as� incluidas como notas en las propias p�ginas de la Biblia RV1995 las m�s claras doctrinas modernistas.

Hemos se�alado que la RV1909 sigue de muy de cerca al Textus Receptus (TR). En los casos que siguen, resaltamos las variaciones en que los traductores modernos del Nuevo Testamento se han apartado del TR bas�ndose en otras fuentes textuales, los llamados Textos Cr�ticos.

En Lucas 2:33 y 43 en lugar de decir "Jos� y su madre" las versiones modernas (incluyendo en el primer caso a la RV 1977) dicen: "el padre y la madre de Jes�s"; "los padres" o "sus padres", con lo cual, aunque Jos� en sentido legal lo era para los jud�os, no era el padre real o biol�gico del Se�or Jes�s.

 

A este respecto, Ruckman se�ala que la lectura "Jos� y su madre" que corresponde al TR se encuentra en un manuscrito del siglo VIII, en dos del s. IX y en uno del s. X., adem�s de casi todos los textos del tipo Cesareo y en la Antigua Versi�n Latina. Fuller indica que la lectura moderna proviene de Jer�nimo, usando el texto corrupto Aleph y B (O’Reilly, A., op.cit.).

En el mismo sentido puede interpretarse la eliminaci�n del verbo adorar, en textos donde la acci�n referida tiene como destinatario al Se�or Jesucristo y su reemplazo por otras expresiones, como rendir homenaje, postrarse, arrodillarse, ponerse de rodillas, en Mt. 2:11 (VP), Mt.9:18 (RV1960, RV1977, RV1995, RVA, VP, BA, NVI), Mt.14:33 (VP), Mt.20:20 (RV1960, RV1977, RV1995, RVA, VP, BA, NVI) y Mr.5:6 (RV1960, RV1977, RV1995, VP, BA, NVI). La palabra griega proskuneo, se encuentra en todos los manuscritos disponibles (Ruckman) y es la que m�s frecuentemente se utiliza para expresar adoraci�n en el Nuevo Testamento. El vocablo proskuneo aparece 60 veces en el Nuevo Testamento, en todas las cuales fue traducido adorar en la RV1909, dirigi�ndose a Dios, a Cristo, a los demonios, a la Bestia, a los �dolos, etc. y s�lo en un caso se aplic� a un hombre (en la par�bola de Mt.18:26). Por otra parte, para postrarse o arrodillarse se utilizan en griego con frecuencia otros t�rminos: pipto, prospipto, gonupeteo, etc.

�Por qu� los editores de las versiones modernas -incluyendo en varios casos a los de la RV1960- prefirieron eliminar la palabra adorar cuando se aplica a Cristo y reemplazarla en esos casos por otra traducci�n? Es evidente que un acto de reverencia externa como el traducido por estos editores, no implica necesariamente adoraci�n, t�rmino que refiere a un acto que leg�timamente s�lo debe dirigirse a Dios.

Las versiones modernas omiten numerosas palabras, frases y hasta vers�culos enteros, bas�ndose en el texto griego editado por Wescott y Hort y similares. �As� la NVI omiti� 17 vers�culos completos del Nuevo Testamento!.

Como ejemplo podemos citar Hechos 8:37 que dice en la Versi�n Antigua, conforme al TR: "Y Felipe dijo: Si crees de todo coraz�n, bien puedes. Y respondiendo, dijo: creo que Jesucristo es el Hijo de Dios", y que fue eliminado en RVA, VP y NVI. Una nota en la Biblia de Jerusal�n (BJ) dice: �El v. 37 es una glosa muy antigua conservada en el texto occidental y que se inspira en la liturgia bautismal�. La VP tiene una nota que dice: "Algunos mss. a�aden el v. 37", la BA se�ala al pie de p�gina: "Los mss. m�s antiguos no incluyen el v. 37" y la RV1995: "El v.37 no aparece en diversos ms." Sin embargo, muy por el contrario, existen evidencias antiguas de este vers�culo. Aunque no se encuentra en el Texto Mayoritario, podemos hallarlo en el ms. uncial E (siglo VI-VII), en la versi�n Itala (s. II) y en la Vulgata (s. IV) y es citado por Ireneo (a�o 180) y Cipriano (250). Tambi�n Tertuliano (s. II), Paciano (370), Ambrosio y Agust�n (s. IV) conoc�an el vers�culo. El texto griego de Berry apoya al TR, indicando la familiaridad que ten�an los editores del siglo XVI con la antigua evidencia de este vers�culo (O’Reilly, A., op.cit.).

Otra omisi�n que afecta la doctrina de la Deidad del Se�or Jesucristo se encuentra en Jn.3:13: "Y nadie subi� al cielo, sino el que descendi� del cielo, el Hijo del hombre, que est� en el cielo", donde se elimin� "que est� en el cielo" (RVA, VP, NVI), texto que da cuenta de la Omnipresencia de Cristo.

En apoyo al TR podemos mencionar a Jer�nimo (s. IV) que en su Vulgata Latina tambi�n traduce "Filius hominis qui est in caelo". Burgon se�ala que todos los mss. griegos de Juan 3 contienen esas palabras, con la excepci�n de cinco de ellos, as� como tambi�n se encuentra en todas las versiones latinas y sir�acas, la copta, eti�pica, georgia y armenia. Entre los padres cuyas citas refieren al TR, menciona a Hip�lito (s. II), Dionisio de Alejandr�a, Novaciano y Or�genes (s. III); Artibrose, Afrates el Persa, Atanasio, Agust�n, Basilio, Cris�stomo, D�dimo, Epifanio, Hilario, Jer�nimo, Lucifer, Teodoro Herad (s. IV); Cirilo de Alejandr�a, Marius Mecator, Nonnus, Paulo obispo de Emesa, Teodoret, Teodoro Mops, Victorino (s. V); Severo (s. VI); Anfilocus, Cosmas y Juan Damasceno (s. VIII).

Tambi�n en 1� Ti.3:16, donde se puso "�l" o "Cristo" en lugar de "Dios ha sido manifestado en carne" (RVA, VP, BA, NVI), elimina la identificaci�n de Jesucristo con la Deidad.

De 254 manuscritos griegos conteniendo el pasaje, 252 presentan el t�rmino "Dios" como en el TR; dos leen "hos" (el cual), lectura que utilizaron las antiguas versiones, y ni uno contiene "Cristo". El m�s antiguo manuscrito uncial en favor de "Dios" es el C�dice A (s. V), seguidos por los unciales K, L y P (s. IX). A ellos se a�aden en apoyo 29 de los 32 leccionarios de la Iglesia Bizantina. Todas las ediciones griegas del Nuevo Testamento (Jim�nez de Cisneros, Erasmo, Beza, Estienne, Elzevir) leen "Dios" El texto es citado de la misma manera por Ignacio, Bernab� e Hip�lito (S. II), Diodoro de Tarso (m. 370), Gregorio de Nisa (m. 394), Juan Cris�stomo (m. 407), Atanasio, Cirilo de Alejandr�a y Eutalio (s. V), etc�tera. Tan s�lo uno de los Padres de la Iglesia, Gelasio de Cisicus (476), se opone al texto como aparece en el TR. (O’Reilly, A.: op.cit.). (10)

En Ap.1:11 los editores de RVA, VP, BA y NVI, desestimando al TR, omitieron: "Yo soy el Alpha y la Omega, el primero y el �ltimo", t�rminos que hacen referencia a la naturaleza eterna del Hijo de Dios. Por su parte, los editores de RV1977 y RV1995 ponen dudas sobre la autenticidad del pasaje al marcarlo entre corchetes o al se�alar en nota al pie que "en diversos manuscritos no aparece".

La RVA, VP y NVI eliminaron de su texto el pasaje de 1� Jn.5:7-8 que habla de la Sant�sima Trinidad: "Tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Esp�ritu Santo, y estos tres son uno. Y hay tres que dan testimonio en la tierra: el Esp�ritu...". Consta una nota al pie de p�gina en varias versiones modernas que citan esta variaci�n (RVA, VP, BA, NVI, RV1995) y dice en VP que "algunos mss. latinos a�aden…" y en la NVI que "se encuentra en mss. posteriores de la Vulgata, pero no est� en ning�n ms. griego anterior al siglo XVI".

Este tan conocido pasaje y tan cuestionado por los cr�ticos se encuentra en verdad ausente de la mayor�a de los mss. griegos. No obstante, fue encontrado en el C�dice 61 (s. XV-XVI), conservado en Dublin y conocido como el manuscrito Montfort, en el C�dice Ravianus (s. VIII) y en los m�rgenes del ms. 88 y el 629. En apoyo del pasaje se encuentra el texto de la Versi�n Itala del siglo II, incluyendo el ms. r (s. V-VI) y el "Speculum". Los padres que citan este pasaje son Tertuliano (s. II), Cipriano (s. III), Prisciliano, Idacius Clatus (s. IV), varios escritores africanos del s. V y Casiodoro (480-570).

Muchos consideran que esta omisi�n representa la influencia de Or�genes y algunos de sus seguidores, quienes no aceptaban la doctrina de la Trinidad. "En la Vulgata Latina aparece una nota relacionada con las palabras que faltan en algunos manuscritos, y dice que en los escritos de los llamados Padres de la Iglesia aparecen los versos 7 y 8 tal como est�n en la Vulgata y en la Reina-Valera. La mencionada nota atribuye la omisi�n que se encuentra en algunos manuscritos a los arrianos, que prevalecieron por espacio de cien a�os, desde fines del siglo III y la mayor parte del siglo IV, quienes no cre�an en la Trinidad. Las palabras relacionadas con la Trinidad que los cr�ticos impugnan ahora, estaban en el N.T. en el a�o 170 D.C. cuando tradujeron el siriaco Peshitta y en el manuscrito del N.T. que San Jer�nimo tuvo en sus manos cuando tradujo la versi�n Vulgata, all� por el a�o 390 D.C. Los manuscritos en que no aparecen son los posteriores a esta �poca, y esto demuestra que el Ap�stol Juan escribi� las palabras en cuesti�n, y que alguien las dej� fuera porque as� conven�a a los que ense�aban lo contrario" (Fern�ndez, D.). (11)

La autoridad de estas fuentes, juntamente con las dificultades gramaticales que surgen en el texto si el pasaje es omitido, ha sido suficiente para asegurar su lugar en la mayor�a de las ediciones del Textus Receptus, adonde indudablemente pertenece (O’Reilly, op. cit.).

2.Cambios que afectan la doctrina del sacrificio vicario y expiatorio de Cristo sobre la Cruz y la virtud de Su Sangre.

En 1� Co.5:7 "…porque nuestra pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros" se omite "por nosotros" (RVA, BA, NVI); al igual que en 1� P.4:1 "Pues que Cristo ha padecido por nosotros en la carne", las versiones modernas omiten tambi�n estas dos palabras (RVA, VP, BA, NVI), se�alando s�lo el padecimiento del Se�or pero quitando la referencia a que ese sacrificio fue hecho por causa y en sustituci�n de los pecadores.

Tambi�n en Heb.1:3 donde dice: "…habiendo hecho la purgaci�n de nuestros pecados por s� mismo…" se omite "por s� mismo" (RVA, VP, BA, NVI)

En Col. 1:14 "En el cual tenemos redenci�n por su sangre, la remisi�n de pecados", los editores de RVA, VP, BA y NVI eliminaron "por su sangre" adem�s de otros cambios. En RV1995 la nota al pie dice: "En diversos manuscritos no aparece: por su sangre". No pasa desapercibido que tal cambio contribuye a tratar de quitar una doctrina que ha sido tradicionalmente rechazada por los te�logos liberales. Ruckman atribuye esa omisi�n a seguidores de Or�genes, quienes pensaban que la redenci�n y de all� la salvaci�n, depend�an del perd�n de los pecados obtenido por v�a confesional, no por la sangre de Cristo. Indica adem�s que los testimonios a favor del TR datan a partir del s. II (O’Reilly, op. cit.).

El tan conocido vers�culo de Mateo 18:11: "Porque el Hijo del hombre ha venido para salvar lo que se hab�a perdido" no puede hallarse en VP y NVI pues fue omitido. El vers�culo est� atestiguado por todos los mss. unciales conocidos, excepto Aleph, B, L y por todos los mss. cursivos excepto tres.(12) Tambi�n testimonian del vers�culo las antiguas versiones Itala, Peshitta, otras sir�acas, copta, armenia, eti�pica, georgiana y eslava. La Vulgata tambi�n lo incluye en su traducci�n: "venit enim Filius hominis salvare quod perierat" De los padres que citan el vers�culo, Burgon menciona los siguientes: Tertuliano (s.II); Or�genes (s. III); Ambrosio, Agust�n, Cris�stomo, el papa Damaso, Hilario, Jer�nimo, Teodoro Heraclio (s. IV). Burgon a�ade que el vers�culo era le�do en la Iglesia de Oriente en los d�as siguientes a Pentecost�s, desde los comienzos. �Por qu� entonces fue quitado o cuestionado en las versiones modernas?

Debe destacarse la armon�a que existe entre todas estas omisiones y cambios del texto que dieron lugar a las ediciones griegas de WH y derivadas, respecto al pensamiento predominante en muchos te�logos que, particularmente desde mediados del siglo XIX y con insistencia hasta el d�a de hoy, vienen negando doctrinas fundamentales de la fe cristiana.

3.Cambios que afectan la Doctrina de la condenaci�n eterna de los imp�os.

En Marcos 9:44 y 46 leemos que repite: "Donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga… Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga" Ambos vers�culos fueron omitidos en VP, RVA y NVI. La RV 1995 Ed. de Estudio contiene notas al pie de p�gina que cuestionan el texto se�alando una probable a�adidura por parte de los copistas: "El v. 44 (y 46) no aparece en diversos ms. Probablemente, los v. 44 y 46 fueron incluidos en el relato por influencia del v. 48". As� tambi�n la versi�n RV 1977 coloca dichos textos entre corchetes. Los vers�culos fueron omitidos en los mss. Aleph y B (Sina�tico y Vaticano). Sin embargo la Vulgata incluy� entonces ambos vers�culos en su traducci�n y Ruckman se�ala que los mss. A, D, K, X, Z, Pi y la mayor�a de los mss. Bizantinos apoyan la Versi�n Autorizada.

En Filipenses 1:28 dice: "…que a ellos ciertamente es indicio de perdici�n", y en 2 Tes. 1:9: "Los cuales ser�n castigados de eterna perdici�n por la presencia del Se�or…"; en cambio VP y NVI traducen en ambos casos "destrucci�n" (tambi�n BA en el segundo caso), dando lugar a la err�nea doctrina del aniquilamiento de las almas. Cambios similares ocurren en 2 P.2: 3 y 12 y en Ap. 17:8.

4.Cambios que van en apoyo de falsas doctrinas cat�licas.

Ello no es casual, dada la participaci�n de eruditos cat�licos en los Comit�s de traducci�n de Sociedades B�blicas Unidas y la participaci�n de la iglesia romana en el financiamiento y distribuci�n de la VP editada por SBU.

Por ejemplo, donde dec�a en Mateo 1:25: "Y no la conoci� hasta que pari� � su hijo primog�nito: y llam� su nombre JESUS.", la VP dice: "Y sin haber tenido relaciones conyugales, ella dio a luz a su hijo, al que Jos� puso por nombre Jes�s". Este cambio en la traducci�n permiti� quitar de en medio el testimonio b�blico que contrar�a la doctrina cat�lica de la perpetua virginidad de Mar�a. Las versiones modernas coincidieron en quitar la palabra "primog�nito" (RVA, VP, BA, NVI), en armon�a con WH y en contraposici�n al TR. La RV1977 puso el t�rmino entre corchetes y la RV1995 se�ala las variantes en nota al pie. Sin embargo, Burgon indica que s�lo tres mss. unciales, Aleph (Sina�tico), B (Vaticano) y Z, y dos cursivos omiten "primog�nito". Ruckman se�ala que la palabra se encuentra en los mss. de la familia Egipcia (C), Occidental (D) y Bizantina. Tambi�n se encuentra en el Diatessaron de Tatiano, una traducci�n siria de los Evangelios (aprox. 170). Burgon cita la Vulgata (13), la Peshitta y otra versi�n sir�aca, la eti�pica, armenia, georgiana, y eslava en favor de la lectura del TR. Cita tambi�n a los siguientes padres que testifican del vocablo: Tatiano (s. II), Ambrosio, Atanasio, Agust�n, Basilio, Cirilo de Jerusal�n, Cris�stomo, D�dimo, Efraem Sirus, Epifanio, Gregorio de Nisa (s. IV), Isidoro Pelus, Proclus (s. V) Juan Damasceno (s. VIII), Focio (s. IX).

Lo mismo puede decirse en cuanto a 1 Timoteo 2:5 donde la Versi�n Antigua dice: "Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre…", la VP traduce: "… un Dios, y un solo hombre que sea el mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jes�s", lo cual abrir�a la puerta a una mujer mediadora: y con ello la tambi�n falsa doctrina cat�lica de la intercesi�n de Mar�a. Nuevamente la Vulgata, temprana versi�n oficial de la Iglesia Cat�lica, atestigua en contra de esta intenci�n.(14)

Al considerar los textos precedentemente citados, hemos observado cambios introducidos por las versiones modernas que est�n en la direcci�n de socavar la base de doctrinas fundamentales. Aunque las doctrinas est�n apoyadas por numerosos pasajes de las Escrituras, la alteraci�n de algunos de ellos manifiesta esta intenci�n de debilitar los fundamentos de dichas doctrinas, en armon�a con el pensamiento de los revisores y traductores, y al mismo tiempo afectar al conjunto, generando dudas sobre la autenticidad y autoridad de todos los libros.

Tambi�n hemos observado precedentemente numerosas e importantes evidencias textuales y argumentos muy fuertes que van en apoyo de la Versi�n Antigua o Reina Valera de 1909, y de su base textual -el Textus Receptus- de donde se tradujeron y revisaron esta y otras versiones fieles de las Escrituras. Al peso de los argumentos documentales, se a�ade el hecho de que tales variantes textuales y traducciones concuerdan con la sana doctrina, recibiendo en consecuencia el apoyo de todo el armonioso cuerpo doctrinal de las Santas Escrituras.

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5.Breve examen de la cr�tica textual en los editores modernos

Seg�n el criterio explicitado por Sociedades B�blicas Unidas (15) respecto a la cr�tica textual (16), se tiene por cierto que:

qLos mss. antiguos son mejores

qUna lectura respaldada por una mayor�a de mss. no necesariamente es la mejor.

qLas lecturas variantes que se conocen en zonas geogr�ficas distantes son mejores a las m�s locales

Conforme este criterio los cr�ticos de SBU rechazan la evidencia de que el TR est� respaldado por una abrumadora mayor�a de mss., con el argumento de que lo que importa es la antig�edad de los mismos, y prefieren en consecuencia basarse en unos pocos mss. m�s antiguos, los cuales difieren enormemente del resto.

Aunque la mayor antig�edad de esos manuscritos sea cierta, debe importar m�s la antig�edad del texto que contiene, y se pasa por alto que el TR es mucho m�s antiguo, como hemos visto.

La base del texto griego del Nuevo Testamento de Westcott y Hort es, fundamentalmente el contenido en los manuscritos conocidos como Sina�tico y Vaticano. Al respecto se�ala Burgon que "tanto el manuscrito Sina�tico como el Vaticano constituyen textos del tipo que suele denominarse corrupto. Con esto se quiere indicar que no s�lo constituyen obras incompletas, sino que adem�s han sido objeto de alteraciones que invalidan sustancialmente su valor." (17) 

�Cu�l es seg�n los eruditos de SBU la lectura probablemente original?

qLa m�s breve

qLa m�s dif�cil

qLa que m�s se adecue al estilo y vocabulario del escritor

qLa lectura que m�s se ajuste al contexto

�Por qu� suponen que la lectura m�s breve es la mejor? Es bien conocido que los copistas sol�an incurrir en errores no intencionales de omisi�n, y ello nos llevar�a a concluir lo contrario de lo que afirman las SBU. Sin embargo, suponen que los copistas a�ad�an intencionalmente pasajes. �En base a qu� evidencia obtienen esta conclusi�n?: Si es sobre la base de algunos escritos a�adidos en los m�rgenes o sobre el texto original de algunos manuscritos, ello puede representar en ciertos casos correcciones frente a las omisiones mencionadas. Si es sobre bases especulativas (los copistas pudieron a�adir textos para mejorar el estilo o la teolog�a), no estamos ante evidencia alguna. (18)

El hecho de que manuscritos antiguos no contengan ciertos textos y aparezcan en otros m�s modernos, no debe llevarnos a concluir que fueron a�adidos, pues es muy factible que antes hubiesen sido omitidos, m�xime con las pruebas que disponemos de la antig�edad de esos textos por traducciones antiguas o citas en otros libros. La maravillosa armon�a de las Escrituras no debe atribuirse a obra de hombres que acomodaron mejor los textos en tiempos posteriores, como afirman los racionalistas que niegan la inspiraci�n, sin reparar en que dicha armon�a es una evidencia del car�cter sobrenatural de la Biblia, del Un Esp�ritu que la inspir�.

Por otra parte, nada dicen las SBU sobre posibles omisiones intencionales, que como veremos seguidamente, pudieron dar origen a manuscritos alterados del siglo IV por influencia de escuelas de pensamiento derivadas de Or�genes(19), Marci�n(20) y otros. Es precisamente la evidencia interna la que debe llevar a descartar algunos textos como fuente autorizada; tal es el caso de los C�dices Sina�tico y Vaticano.

El Sina�tico y el Vaticano son textos corruptos

Los textos de la familia Alejandrina tienen sustento en algunos de los padres , de los cuales los m�s famosos son Or�genes (185-254), que dirigi� la Escuela de Alejandr�a durante doce a�os y Cirilo (376-444), patriarca de Alejandr�a. La historia de la iglesia revela que muchos notorios herejes vivieron en esa ciudad de Egipto (21) incluyendo algunos gn�sticos como Basilides, Isidoro y Valent�n.(22)

Estos manuscritos presentan un reordenamiento de palabras que dan idea de una revisi�n. B.H. Streeter estima que el editor pudo haber sido un obispo egipcio llamado Hesychius. (23)

Los dos m�s importantes representantes de esta familia textual, son los C�dices Sina�tico y Vaticano, los cuales son extremadamente pobres en calidad, como veremos a continuaci�n.

El C�dice Vaticano omite casi todo el G�nesis (G�nesis 1 a 46:29), extensas porciones de Samuel, Reyes, Nehem�as y Salmos, partes del Evangelio de Marcos, las cartas a Timoteo y a Tito, parte de la carta a los Hebreos, entre otras omisiones y a�ade libros ap�crifos como Tob�as, Judit o la historia de Bel y el drag�n. Asimismo en Job presenta adiciones en unos 400 vers�culos de acuerdo a las ense�anzas de un disc�pulo del hereje Marci�n. "Con todo -afirma Vidal Manzanares-, no acaban ah� las relaciones entre este texto y los herejes. Sus puntos de contacto con la teolog�a origenista en pasajes que niegan la divinidad de Cristo es demasiado frecuente como para que pueda tomarse como casual." (24)

En relaci�n con el TR, contiene 7.578 divergencias.(25) Su importancia, sin embargo, es enorme ya que unas nueve d�cimas partes de las alteraciones del Nuevo Testamento griego en relaci�n con el Textus Receptus derivan de este manuscrito.(26)

En el caso del Sina�tico, aparece toscamente escrito y lleno de errores de transcripci�n tales como dejar fuera l�neas enteras del original.(27) De hecho, nos encontramos con un documento en el que realizaron modificaciones no menos de diez escribas diferentes a lo largo de un periodo no inferior a setecientos a�os.(28) Como se�al� Tischendorf, su descubridor, el Sina�tico contiene no menos de catorce mil ochocientas alteraciones."

Adem�s, el Sina�tico y el Vaticano ni siquiera son coincidentes entre s�. El Vaticano contiene cerca de ocho mil alteraciones y el Sina�tico cerca de nueve mil en relaci�n con el TR pero esas variaciones ni siquiera son las mismas en los dos manuscritos. El Sina�tico y el Vaticano discrepan entre s� literalmente en miles de lugares (3000 veces s�lo en los Evangelios). En el setenta por ciento de los vers�culos de los Evangelios, el Sina�tico y el Vaticano discrepan.(29)

Tomando en cuenta que la mayor�a de los manuscritos correctos de esa �poca perecieron por causa del uso, la buena condici�n en que se encuentran estos dos unciales, permite suponer que fueron rechazados como defectuosos y por lo tanto no usados por la iglesia primitiva. En apoyo de esta conclusi�n est� el hecho de que muy pocas copias fueron efectuadas a partir de ellos, lo cual lleva a sospechar que los escribas de entonces dudaron de su valor y que posiblemente los tempranos cristianos ortodoxos conoc�an que eran corruptos.(30)

De all� que los textos representados por el Sina�tico y el Vaticano son: (31)

1.Tard�os y posteriores a buen n�mero de las primeras traducciones del Nuevo Testamento a lenguas populares.

2.Poco fiables por su car�cter corrupto y alterado.

3.No coincidentes con la aplastante mayor�a de los manuscritos que, en todo o en parte, recogen el texto del Nuevo Testamento griego. (32)

4.Discrepantes incluso entre s� en un n�mero considerable de casos.

5.Muy influidos por corrientes heterodoxas de autores como Marci�n u Or�genes.

El Textus Receptus es mayoritario, m�s antiguo y confiable

La primera edici�n impresa del Nuevo Testamento en griego fue realizada por el Cardenal Primado de Espa�a Francisco Jim�nez de Cisneros, texto que formaba parte de la Biblia Pol�glota Complutense impresa en 1514, pero que no circul� hasta 1522. El texto griego resultante de su labor en la cual consulta c�dices antiguos, refleja el Texto Bizantino. Desiderio Erasmo public� poco despu�s su primera edici�n en 1516 (realiz� 5 ediciones, la �ltima en 1535), obra que realiz� bas�ndose en 6 o 7 manuscritos griegos representativos de la familia Bizantina (el m�s antiguo del siglo X) que compar� entre s� y con la traducci�n latina. En las dos �ltimas ediciones incorpora algunos cambios a partir de la Pol�glota Complutense. A Erasmo siguieron las ediciones de S. Colineo (1534) basada en Erasmo y en el Nuevo Testamento griego Complutense; y luego Robert Estienne (ediciones de 1546, 1549, 1550 y 1551) -la de 1550 se conoci� como Edici�n Real y la de 1551 fue una reimpresi�n de la anterior en la cual apareci� por primera vez la actual divisi�n en vers�culos numerados. M�s tarde continuaron Teodoro Beza que public� el texto griego de Estienne con algunos cambios (1565, 1582, 1588 y 1598) y los hermanos Elzevir (1624, 1633 y 1641) que siguieron la edici�n de Beza de 1565, con peque�os cambios de sus �ltimas revisiones. En total hubo unas 30 ediciones distintas del TR que difieren ligeramente entre s�.

Las ediciones de Beza, especialmente la de 1598 y las dos �ltimas ediciones de Estienne fueron las fuentes principales usadas en la Versi�n Autorizada inglesa de 1611. El texto de Elzevir vino a ser conocido a trav�s de Europa como el Textus Receptus o Texto Recibido y, con el curso del tiempo, ese t�tulo vino a asociarse en Inglaterra con el texto de Estienne de 1550. Las ediciones de Estienne, Beza y Elzevir presentan sustancialmente el mismo texto, y las variantes no son de gran significaci�n y raramente afectan el sentido.(33)

Como hemos visto, el Texto Bizantino es un texto mayoritario, pues alrededor del noventa por ciento de los manuscritos del Nuevo Testamento que han llegado hasta nosotros coinciden con esa familia textual de la cual se conforma el TR.

La antig�edad del TR anterior a los C�dices Sina�tico y Vaticano, se prueba porque sirvi� de base para las primeras traducciones del Nuevo Testamento y porque fue el mayormente citado por los llamados Padres de la Iglesia en los albores del cristianismo.

En pleno siglo IV, el TR sigui� siendo preferido a textos como el Sina�tico o el Vaticano que ya exist�an. As� la versi�n g�tica (S. IV); el C�dice W de Mateo (S. IV-V) y el C�dice A (S. V) siguen el TR.

Efectivamente, durante el siglo IV, cuando el texto Bizantino tom� preeminencia, la iglesia fue bendecida con excepcionales maestros como Metodio (260-312), Atanasio (296-373), Hilario de Poitiers (315-367), Cirilo de Jerusalem (315-386) y Gregorio Nacianceno (330-394). Estos y otros como ellos, participaron en la formulaci�n de la doctrina ortodoxa y en ratificar el canon del Nuevo Testamento. Tambi�n se consagraron al estudio del texto, y tuvieron la ventaja sobre los cr�ticos posteriores, de contar con el acceso a muchos tempranos manuscritos invalorables, que con el tiempo perecieron. La emergencia de un texto predominante de este per�odo es altamente significante, lo cual evidencia que fue entonces considerado como el texto autorizado.(34)

El TR fue asimismo la base para la inmensa labor en favor de la difusi�n y lectura de la Biblia que se inici� a principios del S. XVI. Fue el texto utilizado por la Biblia Pol�glota Complutense (1514-1522) y, posteriormente, por las traducciones b�blicas de Lutero al alem�n (1522), de William Tyndale al ingl�s (1525), de Oliv�tan al franc�s (1535), de Coverdale (1535) al ingl�s, de Reina al castellano (1569), de Karoli al h�ngaro (1602), de Diodati al italiano (1607), del Rey Jaime al ingl�s (1611) y de Almeida al Portugu�s (1681) entre otras.

Que as� fuera tiene una l�gica indiscutible. Los eruditos, los reformadores, los te�logos -que no pocas veces tuvieron que arriesgar su vida y sus bienes- optaron siempre por el texto mayoritario, el TR, como base para su estudio, su ense�anza y sus traducciones del Nuevo Testamento.

�Por qu� Westcott y Hort prefirieron el Sina�tico y el Vaticano como base de su texto del Nuevo Testamento griego en lugar del TR?, pregunta Vidal Manzanares. �Qu� les llev� a tomar una decisi�n as� que contradec�a la l�gica, el conocimiento y la historia del cristianismo a lo largo de casi dos milenios?

La respuesta est� en que Westcott y Hort sosten�an una teolog�a modernista o liberal. En armon�a con ella, ambos autores negaban la inspiraci�n e inerrancia de las Escrituras y asimismo las doctrinas m�s importantes de la Escritura como la de la divinidad de Cristo o la de su sacrificio expiatorio.(35) Es decir, estamos ante una base de pensamiento no cristiano (pseudo que en el fondo es anti-cristiano), propicio para encarar una traducci�n de las Escrituras que niegue sutilmente las verdades reveladas. Y esta ha sido la base de todas las versiones modernas del Nuevo Testamento que promueven las SBU, la SBI y otras editoriales, e inundan las librer�as cristianas en todo el mundo.

A esta altura, es necesario hacernos la pregunta del salmista: "Si fueren destruidos los fundamentos, �Qu� ha de hacer el justo?" (Sal. 11:3).

La respuesta es una: Volver a las fuentes, a aquellos fundamentos firmes de la Palabra de Dios, los cuales debemos guardar y retener. Y ante el avance de tantas versiones portadoras de errores y confusi�n, la mejor respuesta ser� la de velar por versiones fieles al TR y preservar y difundir en espa�ol, la Antigua Versi�n Reina Valera de 1909, que sigue vigente en su pureza y riqueza idiom�tica para expresar en la lengua castellana la excelsa Palabra de Dios.

Buenos Aires, agosto de 2001.

 

BIBLIOGRAFIA

(1)Di Pardo, J. M.: La Nueva Biblia. Primer Congreso Espiritual ALERTA, Buenos Aires, 1956.
(2) Los comentarios sobre la RV1960 fueron tomados de Di Pardo, A.: "Revisando la Revisi�n de 1960". 3� Edici�n, Ed. Adelphia,  Buenos Aires, 1998, obra a la cual se remite al lector para ampliar la informaci�n aqu� sintetizada.
(3) Hills se�ala que la lectura moderna se encuentra en la mayor�a de los manuscritos y en las ediciones de Erasmo y de Stephanus (incluyendo el texto Griego de Berry). En cambio, la lectura del Texto Autorizado de 1611 se encuentra en las ediciones de Beza y Elzevir, en la Biblia Pol�glota Complutense (impresa en Acal�, Espa�a, bajo la direcci�n del Cardenal Jim�nez de Cisneros y publicada en 1522), y en unos pocos manuscritos cursivos (O’Reilly, Allan: O Biblios, 1995).
(4) Cobb, Rex L.: An�lisis de las Biblias Espa�olas, 2� Edici�n, sin fecha.
(5) Merlos, J.
(6) Los cr�ticos agrupan los cambios introducidos por la labor de los copistas en dos categor�as: intencionales y no intencionales. Entre estos �ltimos se cuentan: deslices de pluma, errores de interpretaci�n idiom�tica, errores de vista, errores de audici�n (en el caso de que alguien dictaba) errores de memoria en el lapso entre la lectura y la transcripci�n, errores de juicio (por ej. incorporaci�n de notas marginales al texto), etc.
(7) Hopkins: Evidences of Christianity, citado por Haley, J.W. y Escuain, S.: Diccionario de dificultades y aparentes contradicciones b�blicas. CLIE, Barcelona, 1989, p.55.
(8) Edward Miller encuentra en las citas de los tempranos padres de la iglesia (hasta el a�o 400) que en un 60% apoyan el texto Bizantino y llega a un 75% en importantes pasajes seleccionados ("The Antiquity of the Traditional Text" en Burgon, J.W., 1896).
(9) En referencia a la Standard Revised Version que introdujo tempranamente el mismo cambio en ingl�s, Armando Di Pardo se�alaba entonces que "el cambio era innecesario pues la palabra "virgen" no cay� en desuso con el correr de los siglos, de modo que all� hubo un aspecto necesariamente interpretativo. Pero el hecho es claro: "mujer joven" no significa lo mismo que "virgen", pues una mujer joven podr� o no ser virgen y, viceversa, una mujer virgen podr� o no ser joven. Al cambiar, pues, una palabra poniendo otras con significados no sin�nimos, la doctrina del nacimiento virginal de Jesucristo es afectada, el texto es afectado y los hechos tambi�n. El entero pasaje prof�tico es expuesto a innecesaria "reinterpretaci�n". Y cuanto antes era claro y terminante en la antigua lectura "virgen" pasa ahora a ser discutible, objetable y expuesto a negaci�n con la nueva lectura "mujer joven". (Di Pardo, A. 1998, op. cit.)
(10) Un estudio de las diferentes fuentes que apoyan el TR en este pasaje, puede encontrarse en Brown, Terence: "God was manifest in the flesh", en Fuller, D.O.: "True or False?". Grand Rapids Int. Pub., USA, 1978.
(11) Fern�ndez, Domingo: "Reina-Valera: Es digna de cr�dito".
(12) Mauro, P.: "Which Version?", en Fuller, op. cit., p. 96-97
(13) La Vulgata no apoya en su antigua traducci�n latina la doctrina cat�lica: "et non cognoscebat eam donec peperit filium suum primogenitum et vocavit nomen eius Iesum"
(14) "Unus enim Deus unus et mediator Dei et hominum homo Christus Iesus"
(15) Sociedades B�blicas Unidas: Descubre la Biblia. Manual de Ciencias B�blicas, 1998.
(16) La cr�tica textual busca "reconstruir" la lectura original del texto b�blico (SBU, 1998, op.cit.)
(17) Dean J. Burgon, The Revision Revised, 1981, pp. 16, 318, 520.
(18) Wescott y Hort plantearon que los mss. de la familia Bizantina son producto de una doble revisi�n efectuada en Antioqu�a o cerca de esa ciudad, en el siglo IV. Aunque admiten que esto es s�lo una "suposici�n", llegan a sugerir que Luciano de Antioqu�a (martirizado en 312) particip� en esa supuesta temprana "revisi�n", dada la necesidad impuesta por la creciente diversidad y confusi�n de textos griegos. Carentes de evidencias, estos autores intentan as� desacreditar la enorme magnitud y continuidad en el tiempo de esta extensa familia de textos.
(19) Or�genes dirigi� la Escuela B�blica de Alejandr�a hacia el a�o 203 y, siendo expulsado, abri� otra escuela en Cesarea. Como otros maestros de la �poca, tend�a a efectuar interpretaciones aleg�ricas y a especular respecto a revelaciones de las Escrituras. Aunque combat�a el gnosticismo, sosten�a err�neamente la idea de que Cristo hab�a salido de Dios como el principio de su creaci�n. (Di Pardo, J.M.: Tratado de Historia Eclesi�stica. ALERTA, Buenos Aires, 1977)
(20) Excomulgado por la iglesia de Roma en el a�o 144, lider� una corriente her�tica que perdur� varios siglos. Marci�n rechazaba y consideraba malo al Dios del Antiguo Testamento, que diferenciaba del Dios del Nuevo Testamento. No s�lo rechazaba todo el A.T., de los evangelios s�lo aceptaba el de Lucas, que reedit� quitando las referencias al A.T., as� como el relato del nacimiento virginal y parte de los cap�tulos finales entre ellos el relato de la resurrecci�n. Adem�s de este pseudo-evangelio de Lucas (llamado Evangelicon), aceptaba 10 cartas de Pablo (Apostolikon) de las cuales borr� toda vinculaci�n con el Antiguo Testamento.
(21) El m�s famoso Arrio (326) presb�tero de Alejandr�a, que negaba la Divinidad del Se�or Jesucristo.
(22) "La verdad es que B y Aleph fueron los productos de la escuela de filosof�a y ense�anza centrada en opiniones semi-arrianas...En primer lugar, de acuerdo con el veredicto de todos los cr�ticos, la edad de estos dos manuscritos coincide con el periodo cuando el semi-arrianismo o alguna otra forma de arrianismo estaba en ascendencia en el Este, y en las apariencias externas influenciaba la iglesia universal. En los �ltimos a�os de su liderato, Constantino estaba bajo el dominio de la facci�n arriana; y el liderato de Constantino II sobre todas las provincias del imperio romano que hablaba griego, durante la cual se les dio �nimo a las grandes escuelas herejes del tiempo, al completarse las dos d�cadas centrales del cuarto siglo. Es una circunstancia que no puede evitar la sospecha de que los manuscritos Vaticano y Sina�tico tuvieron su origen bajo una influencia predominante de tal mala fama. En lo m�nimo, es necesario una investigaci�n cuidadosa para ver cuales copias de veras eran libres de esa influencia que se enfrent� con condenaci�n universal". Burgon, J.: The Traditional Text of the Holy Gospels, p. 160-161, ed. por Miller, E. y trad. por George, C.
(23) Watts, M.H.: "The Lord Gave the Word: A Sudy in the History of the Biblical Text". TBS.
(24) Vidal Manzanares, C.: Reina-Valera: Conspiraci�n contra las Sagradas Escrituras. Peniel, Honduras, 1997.
(25) P. Mauro, "Which Version? Authorized or Revised?" en Fuller, op. cit., p. 78.
(26) P. Mauro, Idem, p. 89.
(27) Scrivener, F.H.A.: Six Lectures on the Text of the Nex Testament and the Ancient Manuscripts, 1875.
(28) Este hecho ha sido reconocido incluso por el autor liberal Bruce Metzger que se�ala como la aplicaci�n de la l�mpara de rayos ultravioletas ha permitido descubrir que la lectura original en el manuscrito fue borrada en varios lugares (B. Metzger, Manuscripts of the Greek Bible, Oxford, 1991, p. 77).
(29) Colwell
(30) Clark, G.H.: Logical Criticism of Textual Criticism, 1986.
(31) Vidal Manzanares, C.: op. cit.
(32) "No estoy inclinado a creer -tan improbable como parece- que despu�s de 1,800 a�os, 995 copias de cada 1,000 se comprobar�an como desconfiables, y que uno o dos o tres o cuatro o cinco de los que restan, cuyo contenido hasta ayer pr�cticamente era desconocido, se descubrir�a que retiene el secreto de lo que el Esp�ritu Santo originalmente inspir�. De ninguna forma puedo creer que la promesa de Dios fall� de tal manera, que al fin de 1,800 a�os mucho del texto del Evangelio fue hallado por un cr�tico alem�n en un contenedor de basura en el convento de Santa Catarina; y que el texto entero tuvo que ser remodelado seg�n el modelo de dos copias que permanecieron en negligencia por 15 siglos, y probablemente deben su supervivencia a tal negligencia; mientras cientos de otros se despedazaron por tanto uso, y hab�an legado su testimonio de copias hechas de ellas". Burgon, J.: The Traditional Text of the Holy Gospels, p. 12, ed. por Miller, E. y trad. por George, C.
(33) "The New Testament. The Greek Text Underlying the English Authorised Version of 1611". Prefacio. The Trinitarian Bible Society, London, 1977.
(34) Watts, M.H.: op cit.
(35) Ver a este respecto, Vidal Manzanares, op. cit.